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Bagarre Perdue podría ser uno de los nombres que mejor expresaran nuestro actual estado de inmovilismo social, frente a un poder político depredador y tóxico, pero también es el grupo compuesto por el dj y productor FLVN (Flavian Gaubert), la cantante Justine, el bajista Jordi Rodríguez y el guitarrista Luce Alazard. Para su debut, se estrenan con “Combat Avant Garde”, un EP que suena a la complejidad de la mente y el espíritu de sus autores, a los que no le faltan virtudes notables. Ninguno de los cuatro son mentes sencillas, vaya por delante. No son productores unidimensionales de ideas fijas, sino más bien devoradores de influencias de multitud de campos y géneros.
Los cinco temas que lo componen están envueltos en sonidos crudos y estridentes, bajo palpitante, sonidos industriales ligados al rock, la psicodelia y el disco, y la singular voz darky de Justine, que como venida de las tinieblas, nos alumbra en este claustrofóbico recorrido. El primer tema, «Combat Avant Garde», arranca intensamente, con una atmósfera tenebrosa, que nos sumerge a medida que avanzamos, acompañados por la vaporosa voz de Justine, a una profundidad cada vez más desoladora y turbia. Le sigue la brillante y melancólica “The light”, cuya melodía y ritmo contrastan con la dramática letra. Le sigue la enérgica “Night after Night”, donde los riffs de guitarra, el bajo punteado, las seductoras vocales y su preciosismo instrumental, cierran un tema que esconde más que muestra, que estimula más que avasalla. Luego sigue la eléctrica y dirty “Stay”, trazada con un marcado ritmo y envuelta con unos synths psicodélicos y y crudos. Por último, el EP se cierra con la provocativa “Tell Me”, que como el resto de sus tracks se puede y se debe escuchar como una rodaja de música atemporal. Pero lo más importante del conjunto no es tanto esto como la forma clarividente con la que Bagarre Perdue explican, a través de sus letras y sonidos, el mundo convulso en el que estamos atrapados.
Puede parecer que, al unir tantos estilos, Bagarre Perdue nos quiera dar un potaje, más que un EP, pero su mérito ha sido saber encontrar la coherencia en la diversidad, porque todo eso forma parte de la educación sentimental de cada componente, de su particular personalidad y proyecto vital, y su capacidad de saber metabolizar la diversidad en sorpresa, y lo inesperado en arte, y la combinación de ingredientes fríos en un caldo caliente y reconfortante, como venido de lo más profundo del infierno. Pocos han conseguido armonizar la construcción de un EP como “Combat Avant Garde” de principio a fin, sin flaquezas ni fisuras, que además de saber lo que busca, lo encuentra; que además de saber hacia dónde va, es capaz de llegar a su destino aportando satisfacción y esa sensación de ‘ahora sí’.
