La nueva entrega de Sigmund Wilder llega de la mano de cuatro productores de la élite internacional. El próximo 31 de agosto los barceloneses publicarán Olympia, un EP con 4 temas de su último larga duración Desorden, vistos a través de los ojos de los productores Tim Palmer (David Bowie, U2, Pearl Jam, etc), Steve Lyon (The Cure, Depeche Mode, Paradise Lost, etc), Sean Beavan (Marilyn Manson, Nine Inch Nails, Guns N Roses, etc) y Paul Corkett (The Cure, Placebo, Biffy Clyro, etc).
Olympia es el lanzamiento con que Sigmund Wilder celebran su quinto aniversario como banda. “El proyecto nació como un experimento, como uno de esos retos que das por imposibles de inicio. Siempre buscamos las conexiones y el cierre/apertura de ciclos y círculos en todo lo que hacemos y la idea de trabajar con los productores que dieron forma a nuestros discos de cabecera sonaba a priori tan surrealista como excitante”. Olympia es un proyecto que empezó en las nubes y fue aterrizando poco a poco a medida que los diferentes productores con los que contactamos iban mostrando su interés en formar parte del proyecto. “Nos generó cierto shock ver cómo los productores de los discos que nos educaron musicalmente y nos empujaron a crear Sigmund Wilder, nos dieran determinados feedbacks sobre nuestras canciones y mostraran su entusiasmo por remezclarlos según su propia visión”.
WIlder esa clase de artistas que no dan puntada sin hilo, que en todo momento saben lo que hacen y no dejan nada al capricho del azar, aunque a veces sus decisiones nos puedan parecer insólitas o fuera de lugar. Y si además, después de una consagración en el underground, lo vemos haciendo de las suyas con OLYMPIA, nos deja más sorprendidos.
El conjunto del disco consigue dotar de introspección, una energía y luz crepuscular absorbente, y que cierran un disco que sabe cómo convertir la pulpa musical en un refrescante zumo de ambrosía. Cuanto más se escucha el disco, más difícil es ubicarlo en un lugar geográfico concreto. Su música parece que no se solidifique nunca, que sea un fluir de sonidos e impresiones que no parecen quedarse nunca fijas ni en el sitio ni la memoria, como un perfume o una visión rápida de un cuerpo en movimiento, hasta postularse como uno de los verdaderos valores de futuro de la electrónica mansa y lustrosa.