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Entrevistamos a BRUMA

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Es todo un honor presentar «Far From Me», una propuesta diferente, cocinada con alma, desde dentro y donde menos es más. Desde su concepción, el productor y músico madrileño BRUMA se propuso un reto, la búsqueda de un sonido propio capaz de recrear paisajes emocionales con texturas electrónicas de carácter orgánico.

¿Cómo empezaste a interesarte por la música?

Fue algo natural, era una vía de escape ya desde niño. Cayó una guitarra acústica en mis manos muy pronto, y es un instrumento que me acompañó durante toda mi adolescencia, en la cual pasé por músicas muy diferentes: desde el primer riff que aprendí, Smoke on The Water, hasta la primera banda en que hacíamos versiones (Nirvana, Metallica…), la entrada en el “metal” de la mano de Korn, Incubus, Sepultura… la llegada de la electrónica a través de Aphex Twin, Autechre o Daft Punk, mis “ídolos” personales, como Nick Cave & The Bad Seeds, Leonard Cohen, Nick Drake, Johnny Cash… el pop a través de David Bowie o The Cure… digamos que todo ha sido un proceso constante de descubrimiento, exactamente igual que lo sigue siendo ahora. 

¿Y por la música electrónica? 

Pues, visto en perspectiva, fue un proceso curioso, musical pero también social. Digamos que de adolescente escuchaba sobre todo rock, hard rock, luego bandas tipo Incubus o Korn… y luego empecé a salir de fiesta con los amigos, y en los clubs de Madrid escuchábamos durante largas horas sesiones de house, principalmente, y algo de tecno. Siento que en mi cabeza se iban entremezclando ambas influencias involuntariamente, y me hicieron el músico que soy ahora, que básicamente construyo estructuras de canción pero con estéticas y a veces desarrollos electrónicos. Hubo algunas bandas que me enseñaron también como se podían mezclar ambos mundos, recuerdo ser muy fan de Red Snapper, todo el hip hop abstracto, empezando por Dj Shadow, pero también Deltron 3030, Del Tha Funky Homosapiens, Prefuse 73. Portishead también supieron combinar ambos mundos de forma brillante. Y claro, cuando descubrí a Fennesz, Aphex Twin o Autechre, todo cambió para siempre, y entendí que las fronteras estilísticas son solo construcciones sociales, y que uno debe buscar su propio sonido por encima de todo.

¿Y a tomártelo en sentido más profesional?

Se podría decir que entraría en la categoría de “late boomer”, o bueno, solo “late”, en cualquier caso, de momento. ? Estuve unos diez años de mi vida sin hacer música, por dos razones principales: falta de tiempo, ya que necesitaba trabajar y me apasioné por hacer proyectos como comisario y programador dentro del mundo de la música y las artes visuales, y por otro, porque mi perfeccionismo obsesivo me decía que no sería capaz de llegar a sonar lo suficientemente bien. Fue un error vital, que subsané más adelante, después de unas situaciones vitales difíciles, en las que me di cuenta de que ser músico no es producir discos, sino una forma de estar en el mundo. Ahí me relajé, y sencillamente dejé que mi pasión adolescente por hacer música volviera, y desde ahí, todo fue mucho más fácil, y ahora es una de mis facetas profesionales.

¿Cómo ha evolucionado tu sonido?

Mi último álbum, Far From Me, precisamente es un proceso de búsqueda del mi sonido. Terminé el disco una vez que consideré que lo había encontrado, tras horas y horas de estar solo con mis máquinas tratando de acercarme al sonido que tenia en la cabeza.

Si tu sonido pudiéramos expresarlo de otra manera, mediante una referencia o forma específica, ¿cómo sería? ¿A qué se parecía o cuál sería su referencia más directa?

La traducción de emociones “atrapadas” en el subconsciente en canciones es lo que trato de hacer con mi música. Así que si mi música se pudiera representar de alguna manera, tendría que ser a través de las emociones.

Háblanos de tu último disco, Far From Me, ¿cuándo nace? ¿Cuándo sientes el impulso de escribir este disco?

Nace tras una serie de experiencias personales difíciles, y un periodo en el que estaba desorientado, sin saber muy bien cual era el siguiente paso a dar. De ahí, decidí mudarme a Berlín y permitirme, por primera vez, dedicar el máximo tiempo posible a encontrar mi sonido, en soledad. Una ciudad como Berlín te permite meterte en esta “burbuja” creativa de una forma natural.

¿Cuánto piensas que ha evolucionado tu sonido desde que empezaste? 

Mucho, porque como digo la creación del disco ha sido una búsqueda de mi sonido, literalmente. Pasé incontables horas jugando con armonías vocales a lo Bon Iver o James Blake (demasiado parecidas a Bon Iver o James Blake), tratando de conseguir sonidos rítmicos cálidos y orgánicos, investigando artistas como Nicolas Jaar, Arca o John Hopkins, aprendiendo todo lo que se puede aprender de la escuchar y reescucha de Nick Cave, Dirty Three, Leonard Cohen, Nick Drake, Pj Harvey, Jimi Hendrix… buscando la esencia de sus “estéticas sonoras”, para entender como construir la mía, con humildad, aprendiendo de los maestros. 

¿En quéé te fijas a la hora de dar forma a tu sonido? ¿Dónde sueles poner el acento? 

Sobre todo, en lograr el máximo grado de honestidad en lo que quiero expresar. Las experiencias vitales cotidianas moldean tu música, se podría decir que, de alguna manera misteriosa, son lo mismo, al sentarte a componer hay veces que sientes que un determinado sentimiento que tienes dentro y no aves explicar o expresar bien, acaba saliendo en forma sonora, y se produce una conexión automáticamente el sonido y algo en tu interior. Ese momento es el que me dice que estoy en la pista de algo que me interesa, porque parte, de verdad, de dentro.

¿Hay algún track del disco que sientas predilección? 

Es difícil elegir, porque cada canción representa un momento diferente de mi vida. Funkhaus es una canción que para mi está conectada con encontrar a mi novia, y sentir amor verdadero. Come Closer es anterior a ello, y parte más desde el cansancio emocional y la soledad de no encontrar lo que buscaba. Altered States no habla de amor, sino que es una forma de expresar lo que para mi representa el proceso creativo: algo profundo, difícil, y que exige ponerte en cierta situación de vulnerabilidad, pero que al final siempre te recompensa. Todo lo que fui es la primera canción cantada en castellano, y es muy importante como proceso compositivo para mi. Bueno, en resumen, que no soy capaz de elegir ?

¿Cuál es tu criterio musical a lo largo del disco?

Utilizar mis diferentes instrumentos y máquinas para dar forma a una serie de sentimientos recurrentes con los que convivo, y hacerlo de manera en que el resultado sea lo más orgánico posible.

¿Te te llegado a afectar creativamente el confinamiento? 

Sólo para bien, esa es la verdad. Para mi, tener tiempo para sentarme a hacer música, y que además me impidan salir a la calle, es algo que me genera (dentro de lo dramático que ha llevado a esta situación) cierto nivel de felicidad. Hay una parte de mi que tiene algo de ermitaño, de estar en desacuerdo o frustrado por determinadas exigencias del “mundo exterior”, y la música me permite entrar en un mundo más propio, donde tengo el control y comprendo las reglas, y claro, en confinamiento digamos que ese mundo se convirtió casi en el principal, con casi todas las obligaciones cotidianas y sociales “reales2 llevadas a su máxima expresión. El proceso de composición de mi disco tuvo algo de confinamiento personal, así que en el fondo, esta situación tenía algo de familiar. No creo que pueda existir un artista con una obra realmente válida que no sea capaz de confinarse de vez en cuando, y enfrentar su trabajo en soledad.

¿Con qué música estás obsesionada actualmente?

Escucho mucho jazz de la nueva escena londinense (principalmente), Kamaal Willliams, Nubya García, Joe Armon-Jones, Alfa Mist, Moses Boyd… es una música que me hace aprender mucho, ya que esta nueva generación creo que ha sabido llevar a otro nivel la fusión de influencias, son gente que ha crecido estudiando en una escuela de jazz, pero escuchando trap, grime, pop, y electrónica al salir, y creo que algunos de ellos han integrado, de forma mas o menos evidente, de forma muy brillante todas esas influencias. También me he obsesionado con una rama del amnbient instrumental, escuchando mucho a Stars of the Lid, Windy & Carl o A Wingled Victory for the Sullen. Recomiendo mucho la reinterpretación de I’m new here de Gil Scott-Heron a cargo de Makaya McCraven, es un gran disco.

¿Crees que después del evento Covid-19, la industria de la música cambiará? 

Sin duda, pero es que la industria de la música nunca ha dejado de cambiar. Así que lo que tenga que venir, me parece natural, como siempre lo ha sido, el cambio es en realidad la única forma de normalidad. Peri si, más concretamente hay un cuestionamiento en torno al directo, digamos que la digitalización de la sociedad es un proceso que lleva décadas ocurriendo, y aunque cueste anticiparse, cualquier sector que aún no sea eminentemente onilne, llegará un día en que lo será. Así que ahora mismo lo que veo respecto al sector de la música es que este proceso está ocurriendo respecto a la música en directo. No significa que no vaya a haber festivales o conciertos, por supuesto que si, con las que restricciones que sean, volveremos a ello con seguridad, pero el streaming, y todas sus posibilidades, ha llegado para quedarse, y aun veremos mucha innovación en ese sentido. También creo que se potenciará aun más la idea del creador en su casa, componiendo en soledad o colaborando online, frente a la idea de una banda de muchas personas. Pero eso puede que sea temporal. En el fondo mucho de esto depende de cuando se encuentre la vacuna para este virus, y como de “traumatizados” nos quedemos después de esta experiencia, pero es pronto para saberlo.

¿Qué lección debemos aprender de esta parálisis?

Bueno, ojalá solo fuera una lección. Soy bastante pesimista respecto al cambio de actitud en términos generales, esta pandemia no es nada en comparación con otros eventos no tan alejados en el tiempo, hay que pensar que el siglo XX fue extremadamente convulso, y que cualquier generación inmediatamente anterior a la nuestra ha vivido experiencias mucho más dramáticas y de cambios más profundos que la que esta pandemia ha provocado, con todo lo duro que ha sido. Si aquellas experiencias no parecieron hacernos reflexionar mucho como especie, no estoy seguro de que la pandemia lo vaya a hacer. La vacuna será un gran logro, y un alivio, pero también el pistoletazo de salida para continuar en la escalada de locura postcapitalista colectiva. Hasta la próxima crisis…

¿Qué pistas nos recomendarías para animar el encierro?

«We’re new again», de Makaya McCraven, reinterpretando I’m New Here de Gil Scott-Heron, es una verdadera joya. Me he obsesionado también bastante con el tema “Murder Most Foul” de Bob Dylan, y estos días estoy escuchando dos álbumes que me gustan, “Tumbling Towards a Wall», de Ulla, y «Más Amable» de Dj Python.

¿Cuáles son tus proyectos presentes y futuros?

Componer el próximo disco es algo que me ilusiona mucho. Siento que he encontrado, gracias a Far From Me, un sonido con el que me identifico mucho, y quiero seguir explorándolo. También seguir haciendo música para audiovisuales, bajo mi alias Bruma FX, que es algo que me gusta mucho y me permite explorar otras facetas sonoras. Y sobre todo, ahora mismo, estoy preparando un concierto en streaming para presentar el disco, y estoy obsesionado con lograr hacer un live que merezca la pena. Bueno, y además tengo mis proyectos como comisario y programador, así que en realidad proyectos futuros no me falta, lo que me falta es tiempo… ?

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