En tiempos donde la pista de baile se entrelaza cada vez más con lo espiritual, el nombre de ChillOhm aparece como un alquimista que sabe mezclar lo ancestral con lo electrónico. Nacido en Perpiñán, formado entre raves londinenses y sonidos del mundo, su propuesta se mueve en los territorios más introspectivos del downtempo, donde cada beat es una invitación al viaje interior.
Con su reciente EP Nomade editado por Café de Anatolia LAB, ChillOhm confirma una visión sonora que abraza el trance orgánico, la espiritualidad musical y las texturas étnicas. Charlamos con él sobre su evolución, su conexión con el proyecto Exil y el futuro de su sonido ritual.
Descubriste la música electrónica muy temprano en Perpiñán, y más tarde afinaste tu sonido en Londres. Mirando hacia atrás, ¿cómo describirías tu evolución musical desde esas primeras mezclas hasta el ChillOhm que escuchamos hoy?
Mi viaje empezó con curiosidad y pasión. Empecé a explorar la electrónica a los 14, a mezclar a los 18, sobre todo house y techno, aunque con muchas otras influencias. En Perpiñán se trataba de experimentar, en casa o en pequeños eventos locales.
Londres fue un punto de inflexión. La cultura rave underground allí me abrió la mente y el oído. También los viajes han sido claves.
Hoy mi sonido ha madurado hacia algo más introspectivo y multicultural. En el downtempo busco contar historias, mezclando lo étnico, lo orgánico y lo electrónico en una sola experiencia.
Tu carrera te ha llevado a clubes y festivales en Francia, Alemania, España, Inglaterra y hasta Argentina. ¿Qué momentos han sido más definitorios para ti como artista?
Cada lugar ha dejado una huella única, pero no se trata tanto de dónde tocas sino de cómo conectas con la gente. Sentir esa energía de ida y vuelta con el público es lo que más me ha marcado. Eso me ayudó a entender lo que quiero transmitir con mi música, en cualquier lugar del mundo.
Tu sonido siempre ha tenido un toque multicultural y orgánico. ¿Cómo surgió ese interés por mezclar downtempo, techno, trance y música del mundo?
Surgió de forma natural. La música es conexión: entre culturas, personas, energías.
Me atrajo la electrónica por su profundidad e intensidad, pero sentía la necesidad de aportar algo más ancestral, más orgánico, especialmente en el downtempo. Mezclar géneros me permite crear un espacio donde el ritmo se encuentra con el ritual, donde tradición y modernidad dialogan. Es mi forma de construir puentes y llevar a la gente a un viaje interior.
Eres cofundador de EXIL, un proyecto que promueve música y cultura. ¿Cómo ha influido esta iniciativa en tu visión como DJ y productor?
Fundar Exil me dio una perspectiva más amplia. Organizar eventos, curar line-ups, mezclar artes visuales y performances me hizo entender cuánto el contexto moldea el sonido. Como DJ y productor me empujó a ser más intencional, a ir más profundo y a crear música que hable no solo a la pista, sino a una experiencia compartida.
Acabas de lanzar el EP Nomade en Café de Anatolia LAB. ¿Cómo surgió esta colaboración y qué historia querías contar con este proyecto?
Siempre me ha gustado Café de Anatolia por su enfoque en lo profundo y multicultural. Cuando sentí que Nomade EP estaba listo, supe que ese era el sello ideal.
Con este trabajo quería fusionar sonidos electrónicos con instrumentos acústicos. Cada track es una etapa de un viaje, un relato que te lleva hacia dentro, pero también te permite escapar, ya sea bailando o en casa.
El EP explora downtempo y organic house con instrumentos orientales y grooves étnicos. ¿Cuáles fueron tus principales fuentes de inspiración durante su creación?
Principalmente mis viajes y la música tradicional que escuché por el camino. Siempre me ha fascinado la música del mundo. El ritmo del camino, los paisajes desérticos… todo eso me inspiró a mezclar elementos orgánicos con sonidos electrónicos. Fue la forma más natural de canalizar esas emociones en música.
¿Qué viene ahora para ChillOhm? ¿Estás trabajando en nuevas producciones o proyectos con EXIL?
¡Mucho está en camino! Como DJ y productor tengo varios gigs hermosos por venir, y estoy trabajando en nuevos temas que profundizan aún más en esa fusión entre lo electrónico y lo acústico.
Con Exil estamos preparando nuevos eventos que mezclen música y visuales en experiencias más inmersivas. El objetivo sigue siendo el mismo: evolucionar, compartir y crear conexiones significativas a través del sonido.