Desde las noches embrujadas del Lost Beach Club en Ecuador hasta los clubs multiculturales de Miami y Nueva York, el productor y DJ ecuatoriano Cristhian Balcázar ha transformado su sonido en un viaje espiritual. Con una narrativa sonora que busca redención y profundidad emocional, su nuevo enfoque —que él mismo llama «Spiritual Dance»— trasciende etiquetas y busca una conexión más allá del cuerpo.
En esta conversación íntima con Como las Grecas, Cristhian Balcázar revela cómo su cambio de rumbo musical fue catalizado por una transformación espiritual profunda, y cómo el techno, los ritmos latinos y la fe se unen para formar un nuevo lenguaje en la pista de baile.
Empezaste a pinchar profesionalmente con solo 17 años y fuiste residente del legendario Lost Beach Club en Ecuador. ¿Cómo te moldearon esas noches formativas?
Me di cuenta de que mantener viva una pista no se trata solo de mezclar dos temas: es crear una experiencia completa. Las voces, los FX y las melodías son herramientas clave. Siempre debe haber automatismos, picos y valles… pero al final, quien decide es la pista. Si están bailando y conectados, eso lo dice todo.
Después de mudarte a Nueva York, tus actuaciones se expandieron desde Miami hasta Tampa. ¿Qué aprendiste sobre el lenguaje universal del clubbing?
Cada estado en EE.UU. tiene su propia identidad musical. Orlando y Miami son de mis públicos favoritos: muy diferentes, pero ambos conectan con mi sonido. Miami pide más groove; Orlando, más elementos tech, sintetizadores duros y energía. Esa adaptación me hizo crecer.
En 2022, diste un giro hacia un sonido más melódico que llamas “Spiritual Dance”. ¿Qué provocó ese cambio interno?
Fue una transformación espiritual muy profunda que afectó toda mi vida. Duró más de tres años. Dejé de conectar con el tech house. Llamaba a Dios a diario. Spiritual Dance es el reflejo de ese proceso. No se trata de ser diferente, sino de crear desde un lugar de claridad y propósito.
Tus tracks como «Realities», «Skylink» y «Tu Amor» combinan raíces latinas con esa nueva perspectiva espiritual. ¿Dónde se encuentran el ritual, la melodía y el ritmo en tu estudio?
«Realities» nació en medio de ese proceso interno, aún hacía tech house, pero necesitaba ir más profundo. Tiene rupturas intensas y un drop techno muy emocional.
«Tu Amor» representa la gracia, el perdón, la esperanza. Usa un sample de una banda cristiana llamada Living y simboliza renovación espiritual.
«Skylink» es mi favorita. Encierra fuerza espiritual, claridad, la certeza de no estar solo. La inspiró un podcast sobre la gratitud. De ahí tomé una melodía ambient y la desarrollé. Es como un diamante en forma de track.
Grandes nombres como Calvin Harris, Jamie Jones o Marco Carola han apoyado tu música. ¿Cómo mantienes los pies en la tierra?
Creo mucho en la redención. Esa experiencia espiritual me enseñó a no dar nada por sentado. Todo es gracia. Y ese agradecimiento es lo que me mantiene centrado.
“Spiritual Dance” no es solo un género, es una misión. ¿Cómo traduces eso a tus sets en vivo?
Exacto. Es amor, fuerza y libertad. En mis sets incluyo temas de James Solace, Carlita, Nitefreak, Emmanuel Jal y, claro, los míos. No es solo música: es una llamada a despertar, a sentir, a vivir con plenitud.
Has publicado en sellos como Hottrax o King Street Sounds. ¿Qué buscas en un sello?
Me adapto al sonido del sello, pero sin perder mi esencia. No es encajar por encajar, es aportar con autenticidad.
¿Cuál sería el próximo capítulo de tu viaje sonoro?
Quiero llevar este sonido a Miami e Ibiza. Estoy explorando mucho el Afro house. Y me encantaría colaborar con artistas como Sinego, Blond:ish, Carlita o Nitefreak. Hacer un remix oficial para Rüfüs Du Sol sería un sueño. Cada uno de ellos tiene una energía que vibra con esta nueva etapa.
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