Desde la tranquilidad del Bosque Negro en Alemania, Landhouse ha construido una trayectoria única dentro del downtempo, explorando la fusión de sonidos orgánicos y texturas ambientales. Con influencias que van desde el trip-hop hasta la música clásica, el productor ha dejado huella con lanzamientos en sellos como Amselcom, Beyond, Leveldva y WAYU. Su camino comenzó en los años 90 como DJ y, con el tiempo, su sonido ha evolucionado hasta convertirse en una propuesta hipnótica y envolvente que conecta con la esencia más profunda del género.
En esta entrevista, exploramos sus raíces musicales, la importancia de la naturaleza en su proceso creativo y su nuevo lanzamiento en D.O.T.Y. Records, además de su constante búsqueda de equilibrio entre ritmo y atmósfera.
Vienes de una familia artística. ¿Cómo influyó eso en tu forma de acercarte a la música?
Desde siempre estuve rodeado de música. Mi padre tocaba y enseñaba guitarra, bajo, clarinete, saxofón y otros instrumentos de viento, y mi hermano mayor también era músico. Crecí escuchando música constantemente y supe desde joven que quería ser músico. Aunque en mi adolescencia intenté tocar teclados en bandas escolares, nunca fui muy disciplinado con la práctica. Fue en 1994, cuando asistí a mi primer festival de música electrónica, que supe que quería ser DJ.

La naturaleza es un elemento clave en tu música. ¿Cómo influye en tu proceso creativo?
Para mí, la naturaleza lo es todo. Desde niño, pasaba los veranos en campamentos al aire libre, y ahora vivo cerca del Bosque Negro, lo que me permite estar en constante contacto con la naturaleza. Trato de transmitir esa conexión en mi música, utilizando grabaciones de campo con sonidos naturales y ambientes orgánicos. Siempre quiero que la gente sienta la importancia de proteger el mundo natural.
Tu pasado proyecto con Raddantze tuvo un impacto fuerte en la escena downtempo. ¿Cómo ha evolucionado tu sonido desde entonces?
Raddantze sigue siendo un gran amigo, pero vivimos lejos y ya no coincidimos tanto. Él me introdujo en la producción musical y me enseñó a usar FL Studio cuando comenzamos. En ese momento, nuestro sonido era mucho más crudo, sin técnicas de ecualización o compresión, simplemente experimentábamos. Mi trabajo en solitario se ha vuelto más melódico y pausado, con piezas de downtempo muy lentas. A lo largo de los años, he colaborado con mi primo Helmet Lampshade y con mi pareja Sima Aava, quienes han llevado mi música hacia terrenos más cercanos al trip-hop y el ambient. También tengo un nuevo EP con David Rausch, que incluye un tema muy orientado a la pista y otros más introspectivos.
Cuéntanos sobre tu próximo lanzamiento en D.O.T.Y. Records.
Hace un año hice un remix para Dad of the Year, y desde entonces mantuvimos contacto. Cuando me pidió que colaborara con el primer lanzamiento de su sello, acepté sin dudar. Traté de darles mi toque personal, con muchas melodías y atmósferas, y aunque mantuve el tempo bajo los 110 BPM, para mis estándares ya es rápido. Estoy muy contento con el resultado, tanto en mis temas como en los remixes de Dad of the Year y K2WO, que son geniales para sesiones en festivales y clubs.
¿Te sientes más en casa en el estudio o sobre el escenario?
No puedo decir qué prefiero, pero sin duda paso mucho más tiempo en mi estudio. Es una parte de mi hogar y donde realmente puedo experimentar con el sonido. También me gusta tocar sesiones muy lentas, y cada vez hay menos clubs que permitan este tipo de música.
El downtempo suele moverse entre la música de baile y el ambient. ¿Cómo logras equilibrar ritmo y atmósfera en tus producciones?
Buena pregunta. Últimamente, lo que produzco es casi ambient o, al menos, se acerca mucho. Lo que me atrajo del downtempo hace más de diez años fue su libertad: no había reglas, el BPM podía variar entre 80 y 105, pero seguía siendo downtempo. Me encantó la creatividad que permitía, con ediciones de canciones pop o samples de cualquier parte. Con el tiempo, me fui alejando del dancefloor y acercando más al ambient, trabajando mucho con atmósferas y melodías dramáticas. No sé si realmente encuentro el equilibrio, pero disfruto explorándolo.
El mundo de la música está en constante evolución. ¿Cómo te desafías a ti mismo para seguir innovando?
Cada canción es parte de una evolución. Con cada nueva producción aprendes algo, experimentas con nuevos plugins o técnicas. También creo que las colaboraciones me ayudan a mantenerme inspirado. Trabajar con otros músicos siempre aporta nuevas ideas y enfoques.
Para los artistas emergentes de downtempo, ¿qué consejo les darías para desarrollar su identidad en la escena?
No sé cuánta escena queda realmente, ya que en los últimos años la música se ha vuelto más dura y rápida, y hay menos lugares donde se puede escuchar downtempo. Pero si algo puedo decir es: haz lo que amas, no sigas tendencias, experimenta y, por favor, cuida la naturaleza.